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miércoles, 23 de septiembre de 2015

Candamu 2015: cuando la guerra no mata

     El pasado día 13 de septiembre, en el marco de las IV Jornadas de Recreación Histórica que la asociación Frente del Nalón llevó a cabo en la población candamina de Grullos se representó la que sin duda constituye la batalla más famosa y épica de cuantas se desarrollaron en Asturies en los escasos 18 meses de guerra entre el golpe de estado del 18 de julio del 36 y la capitulación de Gijón del 21 de octubre de 1937.

     No fue la batalla más larga ni la más mortífera de cuantas tiñeron de sangre las tierras astures. No involucró el enorme número de tropas republicanas que puso en juego la ofensiva de febrero, no duró lo que los continuos asaltos a Oviedo entre septiembre y diciembre del 36. Sin embargo, inmersa en una ofensiva total destinada a acabar con la resistencia asturiana en pocos días, simboliza el heroísmo, la resistencia a ultranza y el espíritu irredento de un pueblo. Contra todo pronóstico se ralentizó el avance enemigo superior en número de hombres, en número de piezas de artillería y de aviación. Aislados en sus montañas el ejército miliciano defendió estoicamente sus posiciones, retrocediendo bajo el empuje enemigo pero sin caer en ningún momento en la desbandada o la rendición. La operación que tenía que tomar Asturies en pocos días se prolongó durante casi dos meses, poco menos que el tiempo que resistió Vizcaya, mejor defendida y atacada con menor potencial.

     La batalla del Mazucu contiene todos los elementos épicos que acompañan a las grandes epopeyas militares. Golpes y contragolpes, cimas que cambian una y otra vez de manos, una aviación que domina los cielos y se dedica a bombardear a placer a los grupos de milicianos que apenas tienes donde guarecerse en los espolones calizos que conforman la Sierra del Cuera, el nacimiento de las temibles cadenas, medio millar escaso de infantes de marina clavados a un terreno tan ajeno a ellos como las cumbre de Peñablanca luchando en proporción de 20 a 1. Por no citar a ese batallón de milicianos de pésima reputación, el 220 "Gordón Ordás", cuya fama de chaquetear frente al enemigo le ha granjeado el denigrante sobrenombre de "Recula", y que en lo más álgido de la batalla, emprendida la huida, se sobrepondrá y reocupará sus posiciones frustrando los sucesivos asaltos de los requetés, magníficos soldados por otra parte, bajo el martilleo de la artillería y la aviación. 

     Y qué decir de ese comandante de la brigada 192, el mayor de milicias Higinio Carrocera, al que apodarían el Leónidas del Mazucu, ese obrero del metal nacido en Barros, en la cuenca del Nalón, al cual "amenazó" desde su emisora de radio en Sevilla el general de infausto recuerdo Queipo de Llano, con bajarle los humos. Un hombre que dirigía el combate desde la primera línea y que con su sóla presencia, algún cagamento y unos cuantos cachabazos, fue capaz de sostener las posiciones durante una larga semana. Uno de los pocos milicianos asturianos que recibiera la Medalla de la Libertad, la máxima condecoración republicana, y cuya vida daría para muchas novelas.

     La Tornería, El Mazucu, Peñablanca,el Turbina, el Vierzu. Alturas disputadas metro a metro, piedra a piedra. Tierras pobres abundantemente regadas de sangre y metralla. Dos semanas de lucha sin cuartel. Una historia apasionante que aún tiene mucho que contar.

     Las siguientes imágenes fueron tomadas durante la recreación de esos combates. Evidentemente se trata de representar en un espacio reducido y con unos recursos humanos y materiales limitados un combate en el que se vieron involucrados casi 40000 soldados. Se levantaron una serie de posiciones que representarían cada una de las principales alturas de la batalla. Así tenemos la primera, que sería la zona del alto de La Tornería, la segunda que representa a las alturas de El Mazucu, y la más elevada correspondiente a Peñablanca.

     Pero antes de la representación principal hubo representaciones a pequeña escala de actos cotidianos en las líneas de frente y retaguardia: las cocinas, la sanidad, la formación política y cultural, los puestos de mando, etc... 

Uno de los principales objetivos en las recreaciones es alcanzar el mayor grado de autenticidad, para lo cual se emplea mucho material original de la época. Y es que pasados tantos años aún se conservan grandes tesoros olvidados en los desvanes.
Mujeres preparando el rancho. En septiembre y octubre de 1937 la presencia de mujeres en unidades de combate se limitaba casi exclusivamente a labores de retaguardia como preparar comidas, lavar y remendar ropas o asistir a los heridos.
Instrucción y limpieza del armamento, labores indispensables para el combatiente.
     A punto está de comenzar la batalla. Tropas regulares del ejército rebelde ocupan las estribaciones orientales de la Sierra del Cuera. Las tropas republicanas ocupan también sus posiciones iniciales. 




Soldados rebeldes del Regimiento America
 































Milicianos asturianos ocupando las alturas correspondientes al Mazucu.
     Comienza el combate. En el Ejército de Asturias combaten los restos del Ejército de Euskadi y de Santander que se han salvado de la debacle montañesa. Muchas de estas tropas están desmotivadas y bajo el punto de mira tras su comportamiento en la campaña santanderina. La primera unidad que entrará en combate en las crestas del Cuera será la Brigada Vasca 156, antiguamente conocida como Vasca de Choque, y que comprende los batallones "Guipuzcoa", "Larrañaga" e "Isaac Puente". El arrojo en la defensa de los vascos frustra el asalto de los sublevados.

 
Milicianos anarquistas vascos del Batallón Isaac Puente, adscritos a la Brigada 156 o vasca de choque.

     El Altu de la Tornería se convierte en el primer punto serio de resistencia republicana. Desde la derecha las milicias son apoyadas por una unidad que pasará a la historia del Ejército Republicano por lo glorioso de su sacrificio, el Batallón de Infantería de Marina santanderino de Benito Reola.

     Las posiciones cambian varias veces de manos y se combate cuerpo a cuerpo, mientras la aviación italiana y alemana bombardea a placer, apoyados por las piezas de grueso calibre del crucero "Almirante Cervera".

Lo escarpado del terreno obliga a los soldados a defenderse en las laderas y las crestas, en lugares en los que en muchas ocasiones es imposible excavar trincheras debido al sustrato calizo del terreno.
Las milicias retroceden tras un asalto a una posición enemiga.

El Batallón de Infantería de Marina apoyando a las fuerzas que defienden La Tornería. Posteriormente retrocederán hasta las alturas de Peñablanca donde llevarán a cabo una heroica lucha sin esperanza que maravillará a hombres de uno y otro bando.
Durante toda la campaña del Norte, las tropas republicanas adolecieron de una total falta de uniformidad. Se vestían con sus ropas de civil y se equipaban como buenamente podían, lo que implicaba una enorme cantidad de armamento y munición heterogenea, con un valor bélico variable, que complicaba en grado sumo un correcto abastecimiento de las unidades del frente.
Continúan los asaltos republicanos que reconquistan La Tornería.
A la I Brigada Navarra se le va uniendo en su avance la IV. Bombardeos previos de intensidad desconocida, bombardeos de saturación alemanes y asaltos de los requetés. La posición de La Tornería termina perdiéndose a un alto coste para ambos bandos.
Los batallones de milicianos son continuamente relevados debido al desgaste y al enorme número de bajas. Se producen retiradas que amenazan con hacer hundirse el frente, pero la acción decidida de mandos de milicias de gran valor como Baldomero Fernandez Ladreda, Higinio Carrocera o Manolín Alvarez al sur de El Mazucu consiguen sostener las líneas.
     El día 12 de septiembre, caídas ya posiciones importantes como La Tornería las brigadas navarras I y IV asaltan el alto de El Mazucu y la población de igual nombre. Se combate cuerpo a cuerpo. Una de las unidades que defiende el frente es el Batallón 220 "Gordón Ordás", el Recula. Debido a una desbandada injustificada de este batallón en el frente de las Ubiñas, la unidad se conoce entre las tropas como el Batallón Recula. No inspira confianza a jefes y tropas, y hasta la fecha los milicianos que engrosan sus filas no pueden sentirse orgullosos de su unidad. En un momento dado el frente se tambalea, la unidad entra en pánico y comienza la desbandada. El Mazucu va a caer. Entre las explosiones aparece el comandante Carrocera, que armado de una cachaba y entre amenazas e injurias consigue que sus milicianos dean media vuelta, encaren a los requetés y los rechacen. La situación se ha salvado. El 220 se ha cubierto de gloria. Ya nunca volverá a ser el Recula.

La Brigada de Carrocera resiste en El Mazucu. En la imagen el comandante y milicianos del Batallón 220.

Los requetés intentan asaltar una y otra vez El Mazucu sin éxito. Muchos caerán en el intento.

De momento El Mazucu resiste.


     El día 14 cae Peña Llabres, con lo que las posiciones republicanas de El Mazucu se encuentran bajo fuego enemigo. La pérdida de tan disputada población es cuestión de horas. El 15 los requetés de la I Brigada Navarra toman El Mazucu al asalto.



Por fin los requetés ocupan El Mazucu. En los asaltos se lucha cuerpo a cuerpo con ballonetas, granadas o las culatas de los fusiles.


     Ocupado El Mazucu, los republicanos inician la retirada, tanto en la zona de Cabrales como en la de El Mazucu para ocupar la denominada línea del Bedón, una línea de trincheras levantadas en la orilla occidental de este riachuelo. Sin embargo, la posición que ocupa el Batallón de Infantería de Marina en Peñablanca, ontinúa resistiendo como una aguja clavada en el frente rebelde.



Los navarros asaltarán una y otra vez las alturas de Peñablanca

     Durante los días 15 y 16 se suceden los asaltos a Peñablanca. Quien no lo conozca se trata de un espolón rocoso con tres alturas, laderas muy agrestes, en un terreno calizo en el que abunda la roca madre y escasea la vegetación. Un infierno si se está bajo la acción de la artillería y la aviación. 

     Los diversos asaltos fracasan pese a llegar a menos de 50 metros de las defensas republicanas, por lo que se llegan a concentrar 16 batallones de las brigadas navarras IV y VI para doblegar a los escasos defensores que se apegan al escabroso terreno. Llueve y en las alturas esta se convierte en nieve.

     Los asaltos se suceden hasta que finalmente el 22 de septiembre la bandera republicana deja de ondear en lo alto de Peñablanca. La batalla más dura a acabado. Los últimos supervivientes se retiran como pueden bajo el fuego enemigo hacia la línea del Bedón. La República en Asturies sólo resistirá un mes más, pero el paseo militar que el general Dávila esperaba no se ha producido.
 


Los hombres del Batallón 220 pueden estar orgullosos de su comportamiento.

El final, con el discurso de los mandos/directores de ambos contendientes en los que se ensalza la fraternidad de los hombres y la inutilidad de la guerra.










 


lunes, 22 de junio de 2015

Los Homes-Páxaru: Cabeces de picu nel románicu asturianu



     Revuélvese el neñu inquietu p’ente les sabanes. Nun ye a durmir y fuera fai tiempu que’l Sol tapeciera baxo’l horizón. Abrese la puerte’l cuartu y, ente les solombres de la oscuridá albídrase una figura conocía que se acerca al cabezal.

     -  Durmite neñu, que si nun durmis vendrá la curuxa y te llevará.- 

     Acompanga les pallabres caberes con un besu na frente y la güela se retira.

     ¿Quién nunca oyera lo de que la curuxa pue llevase a un guaje? ¿O que cuandu canta la curuxa daquién ta morreciendo cerquina? Nun son dicires porque si. Tien la so hestoria detrás. Una hestoria de milenta años.

     Toes les cultures asociaben simbolismos a dellos animales. Los páxaros, xeneralmente, asociabense a la parte espiritual del home, el alma. El alma, parte incorpórea de la persona abandona’l cuerpu tres de la muerte comu’l páxaru abandona’l suelu cielu arriba al esnalar. Griegos, exipcios, celtes y vikingos otorgaben-yos a les aves el calter del mensaxeru encargáu de tresportar el alma del defuntu hasta’l cielu nel que reposaríen eternamente.

     El románicu ye un arte nacíu nun mundiu nel que la mayoría de la xente yera analfabeta. Un arte que emplegaba maxistralmente la representación del mensaxe mediante simbolismos plásticos: escultures, talles, pintures. La ornamentación pretende non solamente llograr una exaltación de la gloria de Dios, sinón que tien tamién una gran finalidá didáutica mediante’l reflexu d’imaxenes, unes con representaciones explícites de pasaxes bíblicos o vides de santos, y otres cargaes de significaos simbólicos. Y estos simbolismos fondamente fincaos na memoria colectiva de los pueblos sedríen incorporaos convenientemente cola fin de fortalecer le permeabilidad de la doctrina católica n’aquelles mentes enllenes de creyencies paganes.

Abside de San Xuan d'Amandi

     Cuando güei visitamos un templu románicu, maravíamonos de les pieces esculpíes en portaes, capiteles o canecinos, pero lo normal ye que nun seyamos a ver más alló de la escultura o la arquitectura. La simboloxía que guarden ta perdía nel mundiu d’angüañu hasta’l puntu que necesitaríase de los conocimientos d’ún espertu que nos echare lluz ente la oscuridá del nuesu conocimientu, y munches vegaes nin él mesmu sedría quién a atopar el significáu concretu de munches representaciones.

Representación d'Adán y Eva garrando la mazana del árbole del Conocimientu nel xardín del Edén. Ilesia de los Padres Franciscanos d'Avilés.

     En Asturies esisten dellos templos románicos que guarden un curiosu elementu figurativu. Y ye curiosu por diferentes motivos. Por un lláu, porque mientres que nel territoriu de les antigües Asturies consérvense dellos exemplares, nel restu de la península Ibérica, la so presencia ye casique anecdótica. Por otru llau porque ye un elementu de gran poder visual. Un adornu que consigue atrayer la mirada del visitante. Y de facelu sentise observáu.

     Cabeces de picu, cabeces rostraes, beak-heads, homes-páxaru. Munchos nomes pa referise a unes figures en forma cabeces de páxaru o animal mostruosu, cuyo picu inferior apaez agarrando la moldura d’una arquivolta, un rollu o dalguna otra cosa, y cuyo orixe tenemos que dir a buscalo bien llueñe d’equí, a Normandía, a la Inglaterra baxo dominiu normandu y a la verde Irlanda. Les primeres cabeces de picu que se conocen puen alcontrase en les miniatures que los monxos irlandeses incluyíen nos sos llibros, nes que apaecíen cabeces picudes de seres fantásticos mecíos con entellazaos. Más sero, nel sieglu XII comenzaron a apaecer estes cabeces con picu, ya llabraes na piedra, en Inglaterra, nel castiellu de Norwich o na catedral de Reading. Por entós la Inglaterra saxona había sido conquistada polos normandos, que dedicaron bonos esfuerzos en llevantar edificios maxestuosos colos que amosar el poder que exercíen sobro’l territoriu y les xentes. Asina, en distintos condaos de Inglaterra comu York y Oxford y en menor midía Surrey, Kent y Essex perespardiose un arte románicu mui característicu nel que les cabeces con picu yeren ún elementu propiu. Simultaneamente, esti elementu espoxigaría en munchos llugares de la Francia normanda y de Irlanda.
Cabeces de picu o beak heads na ilesia de St Mary's in Iffley, Inglaterra. Semeya de Aldan McRae Thomson.

     En Asturies, llugar de pasu de les pelegrinaciones dica Compostela, n’algún momentu del sieglu XIII, aportaríen les cabeces de picu cuandu ya nos llugares d’orixe yera un ornatu en franca decadencia. Cómu llegaren ye un misteriu. Lo más plausible ye que lo fixeren por mar, pues tan bien establecíes les rellaciones marítimes por aquel entós del territoriu astur coles islles britániques, pero ¿Foron canteros asturianos que tuvieren trabayando en Inglaterra? ¿O foron canteros ingleses que vinieren al norte de la península? ¿Quiciaes pelegrinos que tresmitieran a canteros locales lo que vieren por aquelles llueñes tierres del norte? Quién sabe. Lo que tamién ye ciertu ye que, una vez aportó a Asturies, el espardimentu féxose siguiendo los caminos de pelegrinación.

     De xuru que nel sieglu XIII foron munchos más los templos que amosaron ente la so decoración cabeces de picu. Los años, les remodelaciones que arrasaron colos templos anteriores, guerres, incendios fixeron que güei namás quede un númberu llimitáu d’ellos en pié: San Xuán d’Amandi y Santa María de Llugás en Villaviciosa, San Esteban de los Caballeros en Aramil, Sieru, San Esteban de Ciañu en Llangréu, San Xuán de Copián en Mieres del Camín, la colexata de Santa María d’Arbás del Puertu, na vertiente sur del Payares o Santa María de San Vicente de la Barquera, n’Asturies de Santillana. San Pedru d’Arroxu en Quirós, el Monesteriu de Santa Clara en Uviéu o San Pedru Navarru en Valliniello, Avilés tamién amuesan exemplos d’homes páxaru magar que con carauterístiques distintes. 

Ilesia de San Xuán d'Amandi (Villaviciosa)

San Xuán d’Amandi.

     El templu de San Xuán d’Amandi, nel camín ente la puebla de Maliayu y el valle de Boides nel que se llevanta el centru espiritual de la comarca, el Monesteriu de San Salvador de Valdediós ye ún de les ilesies romániques más llamatives d’Asturies no tocante a la decoración. Na portada principal, el imafronte, d’arcu oxival, alcuéntrase una arquivolta, la segunda cuntando dende dientro, con 15 cabeces esculpíes. Estes cabeces nun guarden proporción ente elles. Nin siquiera caltienen la mesma estructura, albidrándose dellos formatos diferentes. Fixéronse esculpiendo les doveles que conformaben la arquivolta cuando estes taben ya montaes nel emplazamientu definitivu.

Portada principal de San Xuán d'Amandi. Na seguna arquivolta vense les cabeces de picu.

     A grandes rasgos, les cabeces parten d’ún esquema de un triángulu equilateru invertíu, siendo ún de los vértices el estremu superior del picu. Esti termina na moldura toral de la arquivolta, esto ye, nel borde interior del arcu sobro’l que se asitien. Pola parte interna del arcu, el intradós,  oponse otru triángulu de menores dimensiones que fai la vez de parte inferior del picu.

San Xuán d'Amandi. Detalle 1.

     Les cabeces presenten un relieve medianu por mediu d’incisiones leves que resalten los detalles, principalmente los güeyos, el pelu ya’l picu. De toos modos, y resaltando lo comentao de que les figures nun guarden uniformidá na so estructura, hai tres de elles que tan tallaes ensín pelu. Tamién hai delles cares que tienen doblemente marcados los güeyos, como si remarcaren tamién la pupila, lo que potencia enormemente la efeutu de sentise observáu al pasar por baxo d’elles. Otra peculiaridá ye que les cares tan separaes ún d’otra, dexando claros ente elles.

San Xuan d'Amandi. Detalle 2.

San Xuán d'Amandi. Detalle 3.

     Les cares alcuéntrense acompangaes poles decoraciones más típiques del románicu en Asturies. Asina la arquivolta superior amuesa una serie de llínies en zigzague, la siguiente motivos vexetales y la inferior otra vegada llínies en zigzague con motivos vexetales nel intradós.



Santa María de Llugás (Villaviciosa)

Santa María de Llugás

     Cerquina d’Amandi, no cimeru d’ún altozanu a les afueres de Llugás, llevántase el santuariu marianu de Santa María. N’esta ilesia, a diferencia de la d’Amandi, les cabeces de los homes páxaru nun les tenemos que buscar nel imafronte, sinón nel pórticu del llateral Sur del templu. Equí alcontrámonos con una pequeña portada con dos arquivoltes namás tando la superior ocupada por 13 figures de cabeces con picu, mientres la inferior cunta con lóbulos zamoranos, un ornamentu d’orixe musulmán.

 
Portada Sur de Santa María de Llugás.

     Pesie a tar tan prósimes unes de otres, les diferencies visuales ente estes y les d’Amandi son evidentes. Si bien, a semeyanza de les d’Amandi, estes tamién foron tallaes direutamente sobro la piedra, una vez que les doveles del arcu ya taben emplazaes nel llugar nun ye menos ciertu que amuesen una falta d’homoxeneidá mayor que aquelles tantu no tocante al tamañu como a les proporciones. Por otru llau, si nes primeres el calter humanu del rostru destaca sobro’l animal, nes de Llugás ocurre tóo lo contrariu. Equí los rostros nun parten d’ún esquema triangular, sinón de otru semicircular, de cuya parte central parte un picu nidiamente marcáu. Los güeyos tienen otra orientación. Mientres que en Amandi vense ovalaos pero horizontales, equí tan oblicuos, lo que potencia un efeutu como de ‘ser diabólicu’. Yera costume en aquellos tiempos que les puertes llaterales foran emplegaes pal accesu al templu de xente indigno: pecadores, criminales, xente de mal vivir en busca de redención. Estes cares amenazantes tendríen comu finalidá, ente otres, sobrecoyer al penitente, a ablandar el espíritu pa facilitar el arrepentimientu dientro’l templu.

Santa María de Llugás. Detalle 1.

Santa María de Llugás. Detalle2.

Santa María de Llugás. Detalle 3.



San Esteban de los Caballeros o d'Aramil (Siero)

San Esteban de los Caballeros o d’Aramil

     Al sur de los templos maliayeses, en metanes del conceyu Sieru, llevántase la pequeña ilesia de San Esteban d’Aramil, tamién conocía en documentos comu San Esteban de los Caballeros, faciendo quiciaes referencia a que perteneciere a dalguna encomienda d’una orde caballeresca medieval. Pesie al so tamañu reducíu caltién una bona bayura d’elementos decorativos.

     De los dos pórticos que presenta los homes páxaru apaecen nel llateral. Equí podemos apreciar una mestura ente lo que viéramos nos dos templos maliayeses, magar que incorpore dalguna carauterística nueva.

Portada Sur de San Esteban d'Aramil
     El pórticu S tien dos arquivoltes, de la que la superior tien 16 cabeces con picu que percuerren tola cuerda del mesmu. Afitase sobro otra arquivolta con lóbulos zamoranos al igual que en Llugás. Ensín embargu, la fechura de les cabeces ye bien estremada. En esti casu son casiqe homoxenees ente elles. Tan tallaes nes doveles enantes de colocase nel arcu, polo que ocupen toa la anchura de la mesma, nun dexando espacios valeros ente elles. El modelu estructural asemeya más al d’Amandi, tando les cares perfilaes en base a un triángulu invertíu.

San Esteban d'Aramil. Detalle 1.

San Esteban d'Aramil. Detalle 2.

San Esteban d'Aramil. Detalle 3.


     Güeyos horizontales pero más perfilaos. Ya nun son un óvalu planu, sinón que se yos remarca’l contornu dando-yos sensación de tener pestañes. Por otru llau el relieve de les cares ye más planu que nos anteriores. Quiciaes tornamos a un exemplu nel que predominen más los rasgos humanos que los animales, pero ensín quita-yos un ápice del aire fantasiosu que los guarda.



San Esteban de Ciañu (Llangréu)

San Esteban de Ciañu

     En plenu conceyu de Llangréu alcuéntrase la ilesia de San Esteban. Orixinaria del sieglu XIII, pesie a que foi mui reformada conserva dellos retayos de la fábrica románica orixinal de gran valir artísticu comu son les dos portaes.

Portada principal de San Esteban de Ciañu

     Nel imafronte, la portada principal, atopamos 18 cabeces de picu que ocupen tola cuerda de la segunda de les tres arquivoltes coles que cunta. Personalmente pienso que son el exemplu de homes páxaru más espectacular de los que tenemos en Asturies. Ello débese a dellos fautores. La fechura de los mesmos atribúyese a la mesma manu que fixera los d’Amandi en base a les semeyances que presenta na teúnica. Parten d’ún modelu de dos triángulos equilateros enfrentaos, que arrodien col picu la moldura toral de la arquivolta. La forma del picu y el prefiláu de los güeyos ye similar, pero agora alcontrámonos con unes pieces que foron tallaes enantes de facese el arcu. Son de tamañu y forma homoxenea, ocupando el anchu completu de la dovela.

San Esteban de Ciañu. Detalle 1.
     El relieve de les cabeces ye mayor, con más volumen y menos planu, destacando los detalles sobro’l fondu la cara. Estos detalles algamen un nivel de preciosismu que nun se alcuentra nos demás. Amás de los güeyos con pupila pué aldovinase en munches de les cares una llínia que debuxa’l nacimientu del picu. Por otru llau, el pelu ya nun son más que unes llínies incises oblicuamente. Agora ye un trenzáu con volume propiu.

San Esteban de Ciañu. Detalle 2.

San Esteban de Ciañu. Detalle 3.


     Otru detalle que pue apreciase nos homes páxaru de Ciañu ye que tienen oreyes. Nos vértices superiores del triángulu equilateru invertíu que conforma la parte superior de la cabeza apreciense unos pequeños picos que bien pudieren ser oreyes de similar fechura que les que tienen les curuxes.

San Esteban de Ciañu. Detalle 4.

San Esteban de Ciañu. Detalle 5.

     A la monumentalidá de estes cares contribuye enforma el conxuntu escultóricu que conforma la portada. El arcu superior está decoráu colos habituales zigzagues tan abondosos nos templos asturianos. Sin embargu, les llínies que conformen los zigzagues tamién tan trabayaos con mayor preciosismu de lo que ye habitual, pues componse de cincu llínies de les que la segunda y la cuarta tan perlaes, esto ye, con pequeñes semiesferes tallaes a mou de perles nun collar. El zigzague espárdese al intradós del arcu con otres cuatru bandes siguiendo’l mesmu esquema pero enfrentaes a les anteriores. Nel puntu d’oposición ente d’ambos zigzagues, perles de mayor tamañu. La arquivolta más interior tamién tien decoración con motivos xeométricos de menor importancia.


Portada románica de San Xuán de Copián. Autor desconocíu.

San Xuan de Copián

     Si dixera que pa ver una ilesia contruyía en Mieres del Camín, nel barriu de Requexu hai que dir hasta Xixón paecería que dixere un sinsentíu, pero ye la verdá. El templu románicu de San Xuan de Copián llevantábase hasta entamos del sieglu XX nel llugar que güei ocupa la ilesia de San Xuan, nel barriu de Requexu. Por aquel entós el templu, orixinariu del sieglu XIII alcontrábase en estáu cercano a la ruina, polo que decidiose esbarrumbalu pa llevantar unu nuéu. Quiso la fortuna que, enantes de que se arrasara completamente el templu mierense, ente 1925 y 1929, el Conde de Rodríguez Sampedro mercara-i al cabildu de la Catedral d’Uviéu la portada principal románica, que treslladó a una finca particular de so en La Pedrera (Xixón) au se alcuentra na actualidá.

     Esti interés del noble por aquella pieza artística salvó de la destrucción una pequeña parte del patrimoniu románicu asturianu. El únicu problema ye que al tar dientro una finca particular ye difícil poder contemplalo.

Detalle de les cabeces de picu de San Xuan de Copián nel so asentamientu en una finca de La Pedrera. Semeya d'autor desconocíu.
     Les carauterístiques de estes cabeces ye que parten d’una base xeométrica semicircular asemeyando más a les de Llugás que a les otres. Ocupen les cabeces la arquivolta central de les tres de la portada. Son un total de diecinueve cabeces esculpíes en tol anchu la dovela, polo que conformen una serie continua ensín espacios valeros intermedios. Domina claramente el calter animal sobro l’humanu. Al tener los güeyos en una posición menos oblicua que los de Llugás la sensación intimidatoria que desprendíen los primeros vese equí amenorgada. El picu alcuéntrase mui bien perfiláu, tantu en forma como en volume.

     La decoración de les demás arquivoltes que acompanguen les cabeces en picu ye similar a la del restu de templos románicos, ocupando el arcu superior una serie de zigzagues cenciellos.


Santa María de San Vicente de La Barquera

     Pudiere paecer que esta ilesia alcuéntrase fuera del ámbitu asturianu del que tamos falando, pero hai que tener en cuenta que na dómina na que se llevantaren estos templos la mayor parte del territoriu de la Montaña xunto con zones del oriente astur formaba la Asturies de Santillana, en contraposición a la Asturies d’Uviéu. 


     De toos los conxuntos conservaos ye’l menos espectacular. De relieve planu, colos rasgos marcaos someramente, de forma mui esquemática, guarden más semeyances coles d’Aramil que con el restu. Base estructural de triángulos equiláteros enfrentaos, güeyos grandes horizontales y pelu marcáu por llínies oblicues. Les cabeces non ocupen tol anchu de les doveles, dexando espacios valeros ente elles.

     La decoración que los acompanga ye la usual de zigzagues y otros motivos xeométricos.


     Si los casos anteriores son los más importantes pol tamañu y la monumentalidá de los homes páxaru, hai que reseñar otros casos de cabeces d’homes páxaru que podemos alcontrar n’Asturies.


Colexata de Santa María d’Arbás del Puertu

     Esti preciosu templu asturcismontanu, na vertiente llionesa del puertu Payares, tien una única cabeza de picu no que fuere la portada del primixeniu templu románicu. Ocupa, eso sí, un llugar destacáu: la dovela central, la clave, de la tercera de les arquivoltes de la portada principal. Quiciaes pase desapercibíu al vistiante ente la bayura de motivos ornamentales de calter xeométricu, pero n’esi espaciu central pue vese una cabeza d’home páxaru de pequeñu tamañu.

Portada románica de Santa María d'Arbás. Pue vese la cabeza de picu na clave de la tercer arquivolta. Semeya de Carmen Morán, del blogue Asturgeographic.

San Pedru Navarru 

     Nel barriu avilesín de Valliniello llevántase el modernu templu de San Pedru Navarru. Esta ilesia d’orixe románica foi destruyía durantre la Guerra Civil que, amás de ser una calamidá humana, en Asturies traxo una exacerbación de los sentires anticlericales que desendolcó na destrucción de munchos templos de gran valir artísticu, munchos d’ellos de fábrica románica.

     Durantre los trabayos de reconstrucción llevantóse nel interior un arcu fecho con pieces recuperaes d’ente les ruines colocándoles ensín xacíu al bon entender del direutor de la obra, que de arte pocu tinía que saber al colocar los capiteles enriba les ménsules. El casu ye que en ún de los capiteles supervivientes pue vese una figura de un llión de cuya boca salen dos llargues llingües que llamben les pates traseres. Na parte postrera del felinu apaez el ráu que curva pa tomar la direición de la cabeza. Enriba’l rau vense dos cabeces. La primera ye humana, pero la segunda ye una perclara cabeza d’home páxaru que arrodia la cola col so picu al xeitu que les de los templos anteriores arrodiaben la moldura toral del arcu. Na talla apreciense clares diferencies coles figures que atopamos en los pórticos de les ilesies asturianes. Equí vemos un rostru animal más fantasiosu que asemeya munchu más a les cabeces de picu que se facíen nel sieglu XII en territoriu anglonormandu.

Cabeza de picu na ilesia de San Pedru Navarru, en Valliniello (Aviles). Semeya de Juan Luis Menéndez.
     Güeyos redondos con gran relieve, plumaxe perfiláu no alto la testa. Hasta los orificios respiratorios na punta’l picu vense claramente.

Cabeces de picu na ilesia de Kilpeck, en Inglaterra. Pue vese la gran semeyanza ente la primera pola derecha cola de Valliniello. Semeya de Adam McRae Thomson


San Pedru d’Arroxu

     La principal obra del románicu en Quirós cunta con dos cabeces de picu, pero como les anteriores nun tan asitiaes nes arquivoltes de les portaes. La primera d’elles atopamosla nun canecín de la nave central, nel llateral sur, xusto enantes d’entamar el ábside. Si bien caltién les carauterístiques típiques d’esti motivu, equí la representación asemeya más a un osu que a un páxaru. Hai que tener en cuenta que en orixe, les cabeces de picu representaben toa triba d’animales y non namás que páxaros o persones.
Cabeza de picu nun canecín de San Pedru d'Arroxu
     Arrodiando col focicu un rodiellu comu los homes páxaru arrodiaben la moldura de los arcos, destaquen enforma les oreyes en volume. Los gueyos tan bien perfilaos asemeyando a los d’Amandi
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     El segundu casu de cabeza de picu alcuéntrase na construcción anexa a la cara N del templu, ensín dubia un añadíu postreru, polo que trátase d’ún elementu descontextualizáu. Tampocu ye una cabeza de páxaru sinón que paez más la d’ún felinu. Tien bien detallao el dentamen ya la nariz. La base estructural son dos triángulos equilateros enfrentaos, col inferior poco desarrollau. Tamién tien un rodiellu ente les mandíbules. Lo más probable ye que se trate d’ún canecín reutilizáu.

Segunda cabeza de picu de San Pedru d'Arroxu.

     La prósima vegada que dalgún de vosotros se acerque a una d’estes ilesies, dempués de maraviase col esplendor del arte románicu, cola finura les talles, col dominiu de la fantasía más desbordante, nel mesmu momentu que vaiga adientrase nel interior, que alce la mirada. Que mire fixamente a los güeyos d’esos homes páxaru. Porque ellos serán los encargaos, dalgún día, de llevar la so alma al llugar au los espíritus reposen, el llugar que dende que’l home tien conciencia de so supón que remana la parte indestructible del ser humanu. La que nos fai ser lo que somos. La que nun podemos ver ni tocar pero todos sentimos. 

     Durmi nenu que la curuxa va vinir a buscate.